La diputada nacional es una de las principales referentes de Juntos por el Cambio en el distrito y cuestionó a la gestión de Mariano Cascallares y Juan Fabiani al considerar que “se puede hacer mucho más”. Habló de “amenazas” a vecinos para que no participen en actividades y se entusiasmó con que el PRO llegue a la intendencia en 2023.
Con una notable experiencia académica y una importante trayectoria en la función pública, la diputada nacional Camila Crescimbeni no deja de recorrer Almirante Brown, distrito en el que considera que “se puede hacer mucho más” y se entusiasma con que Juntos por el Cambio logre ser la opción elegida por los vecinos para aportar una “mirada de transformación y crecimiento”.
La ex concejala browniana cuestionó la gestión de Cascallares y Fabiani por no tener esta visión, definió a la inseguridad como el principal problema del distrito y a la falta de modernización a la hora de hacer trámites, que le quitan tiempo a la gente.
-¿Cómo ves a Almirante Brown bajo la gestión de Mariano Cascallares, que ahora continúa Juan Fabiani?
-Es una gestión muy valorada por los vecinos por las obras que ha conseguido a nivel nacional. Siempre creo que se puede hacer mucho más desde la innovación para que nuestro municipio no esté siempre igual, para que tenga una mirada de transformación y crecimiento. Como pasa en Lanús con Néstor Grindetti o en Tres de Febrero con Diego Valenzuela, urbanizando los barrios populares. Eso surgió en Nación y Ciudad, donde urbanizamos con Carolina Stanley, fruto de la mirada de transformación. Hay que hacer cloacas, viviendas y también asfalto para que pueda pasar el colectivo. También tener espacios comunitarios de conversación, de integración. Esa mirada transformadora no está presente o al menos se puede trabajar para mejorar nuestro progreso. En Almirante Brown, esto es muy importante porque tenemos muchos barrios populares con altos niveles de pobreza.
En lo escolar, podemos acercarnos a la digitalización, mediante la tecnología. Podemos renovar y mejorar los trámites que se realizan, que fue un eje del gobierno de Macri. La simplificación parece algo burocrático, pero a veces hacer un trámite le insume a la gente un día entero de tomarse de sus trabajos para un turno médico o un cambio de domicilio, cosas simples que deberíamos resolverlas con cuatro clics desde casa.
Ni hablar de la inseguridad, que es la principal preocupación. Estamos con hechos constantes. Algunos salen en los diarios, otros no, con situaciones violentas. Muchas veces, la gente termina cambiando su trayecto y hace diez cuadras más para sentirse más seguro. Al final del día, todo ese tiempo lo podríamos usar para crear y trabajar.
-¿Cuándo te juntás con vecinos, que es lo primero que te marcan como preocupación?
-En cada conversación que tenés en cada localidad de Almirante Brown, la inseguridad aparece primero. A todos les han robado o tuvieron un vecino que le robaron o a sus hijos. Siendo oposición no tenemos herramientas para poder resolver, aunque a veces los acompañamos. Hay mucha queja respecto de la no toma de denuncias o cómo son tratados en las comisarías. Hace poco trascendió la noticia de un empresario al que le robaron 8 veces en 3 meses y está abandonado a la idea de que esto no va a cambiar nunca. Está realmente mal no poder trabajar en conjunto, como hizo Ritondo contra el narcotráfico pero contra la inseguridad en general. Yo vengo del ámbito social, pero hay que tener bien presente que a la inseguridad se la combate, además de con políticas educativas y sociales, con políticas de seguridad, que son imprescindibles. Hay que ser muchos más contundentes con las medidas para que los vecinos puedan vivir tranquilos. Los chicos que van a las escuelas, los adultos mayores, que tienen miedo de salir hasta el mediodía.

Prácticas antidemocráticas
-En un momento denunciaste amenazas en Almirante Brown. ¿Esto es una práctica común, sigue ocurriendo?
-Nos pasó varias veces a lo largo de la historia y lamentablemente nos pasa seguido. Hace poco trascendió la noticia de un referente social que les pedía peaje a las personas que trabajaban en su cooperativa. Son muchos más comunes de lo que parecen y el centro de lo que tenemos que trabajar porque no se puede vivir así. Es lo contrario de lo que debe suceder en democracia.
Nos pasó de invitar a vecinos a charlas con figuras nacionales como Diego Santilli o Patricia Bullrich y los amenazan a los vecinos con que, si vienen, les van a sacar el plan social. Son derechos de los ciudadanos con el Estado, no es que los intermediarios les hacen un favor. Es algo totalmente despojado de lo político. No hay nada más antidemocrático que limitar la participación o la escucha de la gente. Si te van a votar, te van a votar igual. ¿Por qué limitar o amenazar? Tiene que cambiar esa cultura política. Lo que son derechos, son derechos. No son favores que los hace alguien. Ese dinero no sale del bolsillo de ellos, sino de los contribuyentes.
-¿Creés que desde JxC le pueden arrebatar la intendencia al Frente de Todos en 2023?
-Ojalá los vecinos así lo decidan. Es una decisión de los vecinos de Brown respecto de lo que crean que se pueda hacer o mejorar. Vamos a trabajar como venimos haciéndolo hace ocho años desde el PRO. Estamos trabajando intensamente para merecer esa representación para legitimar y tener esa conversación. Estamos convencidos de que lo podemos hacer muy bien, con un equipo formado y años de trayectoria.
-¿Considerás que debería haber internas para tener más chances o fortalecer a un único candidato?
-Todavía no estamos debatiendo eso. Tuvimos reunión del Consejo Nacional del PRO y estamos evaluando las diferentes opciones y miradas. No tenemos miedo a las internas porque nos hacen crecer y ordenan. La idea es que representemos a la mayor cantidad de sectores posibles. Todavía falta un año entero para el cierre de candidaturas. Tenemos que dedicarle mucho más tiempo a cuáles son las ideas y cómo lo vamos a hacer. Al final del día estamos unidos, porque tenemos liderazgos para poder hacer esa transformación. No queremos ocupar el lugar por ocupar y a eso le dedicamos nuestro tiempo.
-En lo personal, ¿te interesaría ser candidata o bien tener un rol Ejecutivo en ese eventual gobierno?
-Yo no lo descarto, nunca lo descarté. Vengo trabajando hace mucho tiempo, pero a mí la gestión, ejecución y transformación es lo que siempre me movilizó a trabajar en política y también es en lo que me formé. Me sigo capacitando para hacer esas transformaciones de cara a la gente, con debate, con diálogo y poniendo el ojo en cómo lograr que aquella idea que tenemos se concrete y se transforme en una realidad.
Vecinos me preguntaban por qué estamos tan flojos a nivel cultural si se podría hacer mucho más con el presupuesto que tenemos. Hay que romper el molde con ideas creativas. ¿Por qué no hacemos un festival cultural, conectando bodegones con lugares como la casa de Borges? O una noche de espacios abiertos de gastronomía, donde podamos explotar nuestro capital social. Nos subestimamos un poquito y hay que desplegar ese potencial de Brown. No achicarse, sino valorar lo propio y a partir de eso impulsar también un crecimiento económico y productivo. Hay que barajar y dar de nuevo para poder hacer algo más novedoso que nos haga crecer.

Realidad nacional
-Pasando al plano nacional, en la Cámara de Diputados se te vio muy activa en cuestiones de ambiente y género. ¿Cuáles son tus principales ejes de trabajo para lo que viene?
-Venimos trabajando hace bastante en torno al desarrollo sostenible, que tiene al componente ambiental conectado a transicionar a modelos que tengan en cuenta la sustentabilidad aplicado a lo económico. Fui la autora de la Ley Yolanda, que es la formación sostenible en los tres poderes. Ahora trabajamos en una ley de economía circular para las empresas de triple impacto, que tienen una demanda concreta para que sean reconocidas por el Estado. Para que cuando vayan a la IGJ puedan ser reconocidas como de triple impacto y tener un beneficio económico social y sostenible. Trabajamos también en cuestiones de transición energética y temas de alimentación saludable, que tienen vinculación con el ambiente, pero a partir de las escuelas y las mejoras en la calidad alimenticia en todo el país. Pensando en nuestra Provincia y el Conurbano. Hace poquito presentamos un pedido de informe vinculado a la calidad del agua y la contaminación de las cuencas Matanza-Riachuelo y Reconquista. La calidad del agua que tomamos es un tema que nos afecta cada día a la salud.
-¿Estos pedidos de informe tienen que ver con sospechas de corrupción?
-Los pedidos de informe son una de las herramientas del Congreso tiene para hacer foco en temas que pueden no estar siendo implementados de la manera correcta. Justamente en la cuenca Reconquista, lo que se busca es conocer cómo fue el uso de un financiamiento internacional que tiene la Provincia de Buenos Aires para mejorar la calidad del agua, que está completamente contaminada en todos sus segmentos. El Comité de Cuenca del Río Reconquista (COMIREC) no está utilizando esos fondos de la mejor manera.
-¿Es muy diferente el trabajo en la Cámara a lo que hacías en el Concejo Deliberante?
-Tiene puntos de contacto. Para mí fue una gran escuela. Asumí en el HCD a los 27 años y fue una gran escuela en lo deliberativo. A diferencia del Ejecutivo, donde ves el presupuesto y planificás, en lo legislativo tenés que estudiar mucho y especializarte en diversos temas para tener una opinión formada sobre los proyectos que vas a tratar con los sectores políticos, porque muchos necesitan del consenso de varias partes. También está el trabajo de las comisiones o pensar en proyectos donde se puede colaborar con los ejecutivos en la administración de políticas públicas. Lo veo como un espacio de escucha atenta constante al otro. En el Concejo o en el Congreso, parte de tu tarea es escuchar a los que piensan distinto. En el Ejecutivo, tu equipo está destinado a trabajar junto con vos. Ese ejercicio enriquece mucho el pensamiento de la mirada de la Argentina.
-¿Hay instancias de diálogo con la oposición o a veces no se puede superar la grieta?
-En el Concejo siempre tuvimos una minoría y el oficialismo una gran mayoría, tampoco nos necesitaban tanto. Eso es parte de la representación parlamentaria. En el Congreso hay un JxC muy potente, al nivel que hace unos días aprobamos con toda la oposición la Boleta única Papel. Es necesaria la conversación. Promueve y permite un mayor dialogo, es mejor una representación así, nutrida, que lo que pasaba en Almirante Brown.
-¿Cuál es tu balance de la gestión de Alberto Fernández?
Lamentablemente esperábamos mucho más desde la oposición de un presidente que dijo que iba a llamar al diálogo en su primera apertura de sesiones. Eso se terminó muy rápidamente cuando quedó claro que quien está en el volante no es el presidente, sino que no está claro o hay una doble conducción junto con la vicepresidenta. Eso se traduce a todos los niveles del Estado y de gestión, empezando por la inflación y todos los temas que más preocupan. Pero es fundamental, porque nos afecta a cada uno cuando vamos a la esquina y no sabemos cuánto van a costarnos la leche o los pañales. No son sólo dificultades en lo macro, sino también en las pequeñas cosas.
-¿Cuáles son las principales diferencias con la administración de Mauricio Macri?
-Para empezar, es evidente que en nuestra gestión hubo liderazgo, que es muy importante para que toda la administración pública se ordene detrás de objetivos. Este es un grave problema en el oficialismo. En nuestro gobierno, el presidente era Macri y los demás partidos trabajábamos en el diálogo y la conexión. Además, pudimos avanzar en políticas prioritarias. Tuvimos muchas dificultades económicas y ese fue el mayor aprendizaje. Creo que tenemos herramientas para la próxima vez que los argentinos decidan que estemos en el gobierno.
Nosotros creíamos que una Argentina que creciera tenía que hacerlo con crecimiento del sector agroexportador y la transición energética. Llevamos las energías renovables a un 13% desde un 3%. Tuvimos políticas contemporáneas en todos los sectores, conectadas con todo el mundo y teniendo en cuenta lo que podemos aportar. En lo social, fui directora de Juventud durante cuatro años y pensamos en un modelo de transformación, en el caso de los jóvenes, en temas de salud mental. En cada uno de los rubros que enfocamos, hicimos hincapié en la gestión. En concretar, no solamente en hablar y decir. Quizás nos dijeron que teníamos que comunicar más lo que hacíamos, pero nos enfocamos en resolver y justamente eso es lo que hoy está fallando.