La policía comenzó a seguir una línea investigativa que apunta a que no fue un crimen en medio de un robo, sino que podría cambiar la carátula de la causa, al tratarse en ese caso de un delito más grave.
La Justicia comienza a investigar si el asesinato de Roberto Sabo, el kiosquero de Ramos Mejía que fue baleado el pasado domingo en su negocio, no fue un homicidio en ocasión de robo, ya que analizan la posibilidad de que haya sido instigado por terceros.
La nueva línea investigativa surge de las pericias balísticas y de la autopsia, donde se constató que los impactos se dieron entre el pecho y la cabeza, lo que demuestra una intención directa de matar por parte del asesino.
La hipótesis cuenta con otro aliciente: las agresiones que pudieron verse en medio de incidentes en la zona, ocurridas la misma tarde del crimen de Sabo.
Según fuentes policiales, la investigación también tiene en cuenta las fuertes implicancias políticas de este delito, cometido a una semana exacta de las elecciones legislativas, que se celebrarán este domingo.
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Por todo esto, los investigadores ya están peritando los teléfonos móviles tanto del acusado, Leandro Suárez, así como de su pareja, menor de edad, ambos de Fuerte Apache, Tres de Febrero.
Intentan determinar con quiénes hablaron y, de ser posible, el contenido de las conversaciones y los mensajes intercambiados, para confirmar si hubo o no alguna motivación extra detrás del crimen.
Por su parte, trascendió que la investigación ya cuenta con testimonios sustanciosos que presentan contradicciones con las primeras versiones de los hechos y el móvil del homicidio.
